LA CULTURA EXTREMEÑA ENTRE EL ROMANTICISMO Y EL MODERNISMO
Nicolás Megía Márquez nació en Fuente de Cantos en 1845, en el seno de una familia acomodada y murió en Madrid en 1917 tras haber completado una brillante carrera académica, como profesor de dibujo, y artística, como pintor. Cien años después, y a pesar de la magna exposición que le dedicó el Museo de Bellas Artes de Badajoz en 2011, su personalidad y su obra conservan aún muchos aspectos susceptibles de someterse al debate historiográfico. Lo mismo ocurre con la época que le tocó vivir, repleta de cambios políticos, económicos, sociales y culturales, enmarcada entre las revoluciones liberales y la I Guerra Mundial, entre los estertores del Romanticismo y la plenitud del Modernismo.
Este II Congreso de la Federación Extremadura Histórica, a la vez XVIII Jornadas de Historia de Fuente de Cantos, propone el tratamiento de los cambios culturales, en su más amplio sentido, que ocurrieron en ese intervalo temporal, y en especial su repercusión en Extremadura. Megía es nuestra referencia temporal y la Historia del Arte el hilo conductor, pero la idea es reunir un conjunto de trabajos que aborden también las novedades literarias en la región, la situación educativa, las aportaciones filosóficas, el pensamiento político e incluso el pensamiento científico como una extensión más de las inquietudes culturales. La familia de Nicolás Megía no quería que fuese pintor, sino médico. ¿Podría tomarse este dilema como una metáfora de la subordinación de las artes al principio de pragmatismo y reputación social que dominaba la mentalidad burguesa del siglo?
Las sociedades organizadoras han programado cuatro ponencias cuyos titulares son experimentados profesores e incansables investigadores del tiempo que nos ocupa en este congreso.
Carlos Reyero, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid, es especialista en la pintura de historia y en el análisis de las identidades culturales y nacionales. Suya será la misión de contextualizar la trayectoria artística de Megía en un mundo donde las diferencias locales ya no podían ocultar la existencia de valores estéticos universales.
Javier Pizarro, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura, fue el autor de los textos del catálogo de la exposición sobre Megía de 2011. Su conocimiento del autor y del tejido artístico extremeño coetáneo será clave para determinar su posición, bien en la inercia estética que se resistía a abandonar la tradición, bien entre las vanguardias que pugnan por conquistar el futuro.
Manuel Simón Viola, profesor de Secundaria y doctor en Filología Hispánica, trazará la evolución de la creación literaria extremeña desde la perspectiva de su situación periférica en el contexto español y europea, lo cual dotaba a las obras y sus autores de cierta condición epigonal. Esta circunstancia no desmerece, sin embargo, el estudio de las aportaciones más singulares.
Manuel Pecellín Lancharro, también doctor y profesor, aparte de crítico literario, es especialista en educación, una disciplina que ya comenzaba a valorarse en el siglo XIX como motor del cambio social. La renovación pedagógica llevada a cabo por los krausistas a finales del mismo fue determinante en la formación de las generaciones llamadas a modernizar una estructuras tan viejas como persistentes.